El Sexo Sentido

Madre e hijoEl documental, producido por TVE, El Sexo Sentido aborda, de manera didáctica, una realidad que ha permanecido oculta pero cuya existencia es incontestable. Una realidad que es igual tanto en España, como en Austria.

6 de Agosto.- Querida Ainara (*) : uno de los tópicos de las películas infantiles de mi época era que “los niños ven cosas que los adultos no ven”. Supongo que, como los niños de mi época vivíamos aún bastante presos de reglas y cortapisas, este tema se nos ofrecía como una especie de consuelo.

Sin embargo, a veces, hay algo de verdad en ello y, en la falta de prejuicios de los niños, en el desconocimiento de las reglas que nos traban a los mayores, reside a veces el secreto de que los niños encontréis la realidad desnuda de las cosas de un modo mucho más directo que los adultos, a quienes, muchas veces, los tópicos árboles no nos dejan ver el tópico bosque.

Disforia de género

La transexualidad, o “disforia de género” en lenguaje técnico, es una circunstancia que afecta a 1 de cada 100.000 hombres y a 1 de cada 40.000 mujeres. O sea, a mucha gente.

Hasta hace poco, era considerada una enfermedad mental pero, por fin, se impuso la sensatez y las organizaciones psiquiátricas internacionales le quitaron el estigma (para escándalo de cafres de diversos géneros, mayoritariamente los fanáticos religiosos). Consiste en que, probablemente a causa de un desarrollo neuronal atípico, la persona no se siente a gusto con el género con el que nació y se siente del contrario. Los hombres, se sienten mujeres y las mujeres se sienten hombres y desean ser tratados, muy lógicamente, de acuerdo a su sexo verdadero (que es, no hace falta decirlo, aquel del cual se sienten).

Para el sistema médico y, en general, para la sociedad, la cual piensa que en esto del sexo está de vuelta de todo porque puede consumir porno a discreción, las personas transexuales representan una enorme fuente de desasosiego. La Iglesia, en el mejor de los casos, les ofrece compasión y pare usted de contar (es un poco como con los gays, que sean lo que quieran mientras no ejerzan y se dediquen a darse golpes de pecho y a pedir por su alma). En el peor de los casos, los considera pervertidos, enfermos o todo a la vez.

Para la sociedad, en muchos casos, la vida de los transexuales empieza el primer día de su decimonoveno año de existencia, momento en el cual pasan a ser adultos y no entran dentro de ese capítulo de “infancia a proteger” que los adultos utilizamos cuando nos conviene y, en general, para ocultar cosas de los niños que a nosotros nos dan miedo. A partir de entonces, empieza, en España y en Austria también, un largo rosario médico y administrativo durante el cual se deposita sobre los hombros de la persona transexual la carga de probar que, efectivamente, es lo que es. No es un enfermo pero le tratan como si estuviese empeñado en fingir que lo es y tiene que ganarse a pulso su identidad mediante una interminable carrera de obstáculos personales y administrativos, en muchos casos, ideológicos. Un proceso durísimo que, en muchas ocasiones, termina mal. Se tienen pocos datos al respecto, pero todo indica que el índice de suicidios entre la población transexual es casi un 30% más alto que entre el resto de la gente.

La sociedad, el sistema médico, hace lo posible para suponer que no hay transexuales antes de los dieciocho, por lo tanto no hay transexuales adolescentes ni, sobre todo, transexuales niños.

¿Qué hacer con los menores transexuales?

La existencia de niños transexuales resulta singularmente perturbadora para la sociedad porque, en la mayoría de los casos, no sabe qué hacer con estas personas. Los médicos les prescriben ansiolíticos, para calmarles mientras llegan a los dieciocho, momento en el que ya pueden lavarse los doctores –más o menos- las manos y dejar de pensar que están influyendo tajantemente en la vida de un niño que, inocente, o desequilibrado, o todo a la vez, no sabe bien lo que hace ni conoce las consecuencias de sus actos.

A los padres, sufrientes (por triple motivo: por tener que afrontar, aún en las mejores circunstancias, la dureza del trago y por tener que afectarla solos y por tener que estar constantemente exponiendo la intimidad de sus hijos para demostrar que no están locos y que conviven con una realidad incontestable ) a los padres, decía, hay muchas personas (profesores, directores de colegios) que les ofrecen prácticamente las mismas alternativas que, en mi infancia, se ofrecían a los padres de niños con síndrome de Down. O sea, esconda usted a su hijo mientras pueda, disimule y no se preocupe que cuenta usted con toda nuestra compasión. Eso, en el mejor de los casos. En el peor, toda clase de acusaciones calumniosas de estar malcriando a sus hijos en nombre de siniestras y retorcidas frustraciones personales (“¿Usted siempre quiso tener una niña, verdad?”).

Paradójicamente, son los niños los que, en muchos casos, detectan la realidad de lo que sucede y la aceptan mejor que los adultos “Fulanita es una niña, lo que pasa es que vosotros no os dáis cuenta”.

Ayer, estuve viendo todas estas cosas, y asomándome a esta realidad, de la mano de un documental espléndido que te reconcilia con lo que debe ser el periodismo. Se llama “El sexo sentido” y ha sido producido por Televisión Española. Por lo que he podido informarme, la realidad que describe es exactamente igual en España que en Austria, en donde vivo y, en los dos países, hay aún mucho camino por recorrer.

Espero que, para cuando tú leas esta carta, sea una realidad normalizada y superada y que los niños transexuales del futuro no tengan que confiar, como decía Blanche Dubois, “en la bondad de los desconocidos” al objeto de ser tratados normalmente, simple, llanamente, como lo que son.

Besos de tu tío

(*)Ainara es la sobrina del autor

PARA SABER MÁS: El documental El Sexo Sentido se puede ver pinchando aquí (es un enlace a la web de Documentos TV en www.rtve.es). Por favor, echadle un vistazo. No os dejará indiferentes

Este es el blog de Pablo, un hombre transexual que ha contado su experiencia desde el año 2008. Recomiendo empezar a leerlo por el principio para tener una visión general de la vivencia de esta persona. Pablo es un excelente escritor y lo que cuenta, estoy seguro, no te dejará indiferente y cambiará completamente tu visión de las personas transexuales.

 


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Una respuesta a «El Sexo Sentido»

  1. […] En la sobremesa de nuestra cena navideña contó esta chica que había estado en la reunión de padres del colegio vienés de primaria al que van los hijos de su pareja y, en un momento dado, una madre había pedido la palabra y, con mucho apuro, les había explicado que su hija era transexual, que la dirección había accedido a tratar a su hija (que biológicamente es un varón) como una niña y que lo contaba porque determinados padres, a veces, tenían problemas para aceptarlo porque no estaban demasiado familiarizados con la existencia de menores trans (en Austria, como en España, la problemática de los menores trans es todavía muy desconocida). […]

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