Veo veo Viena

VienaCinco monumentos vieneses, cinco adivinanzas ¿Te atreves con nuestro reto?

30 de Octubre.- El penúltimo post del mes, va a ser un juego. Hoy, te proponemos cuatro adivinanzas sobre otros tantos monumentos de Viena ¿Te atreves con nuestro reto? !Allá vamos!

a) Nuestro primer monumento es una de las siluetas más reconocibles de la ciudad. Fue erigido para agradecer la intervención divina en una epidemia, pero en realidad se puede decir que la epidemia se pasó sola. La bajada de las temperaturas propiciada por la llamada “pequeña edad de hielo” europea fue decisiva. Este monumento es un pastiche de diferentes estilos arquitectónicos que, en condiciones normales, deberían darse de guantazos, pero que, en este monumento, resultan muy armónicos gracias a la maestría del arquitecto, Johann Bernhard Fischer von Erlach. El bueno de Juanito metió estilos en la coctelera y usó el barroco, el neoclásico, el griego clásico e incluso el oriental ¿Sabes de qué Frankenstein, digooo de qué edificio hablamos?

b) Los arquitectos que proyectaron nuestro siguiente monumento eran novios y residentes en Viena. Los dos fueron unos arquitectos sumamente activos en su época y proyectaron para esta ciudad muchos monumentos que la hicieron más bella y opulenta. Sin embargo, en este monumento se estrellaron completamente. No le gustó a nadie, lo cual fue una catástrofe para su vida profesional pero también para su relación. Cuando se inauguró nuestro monumento, las críticas fueron tan atroces -el emperador dijo que parecía una estación de tren- que uno de ellos se suicidó y el otro murió poco tiempo más tarde, quién sabe del disgusto. La causa oficial sin embargo fue un ataque al corazón. Durante la segunda guerra mundial, sufrió muchos daños y estuvo a punto de ser derribado pero hoy se celebra en él uno de los acontecimientos más importantes del calendario social austriaco.

c) Nuestro tercer monumento vienés no fue nunca tomado demasiado en serio, porque la gente lo utlizó (lo utiliza aún) más que nada para divertirse. Sin embargo era un entretenimiento de lujo. Los que ahora se quejan de que es caro, no hubieran podido utilizarlo cuando se inauguró. La entrada costaba 8 gulden y un padre de familia ganaba entonces 30. Un auténtico filtro. Sin embargo, 107 años después, este monumento se ha convertido en parte imprescindible del paisaje vienés e, incluso, fue utilizado como decoración de la ciudad durante el europeo de “fúrgol” de 2008. Por cierto, el aforo de este monumento fue reducido en un cincuenta por ciento después de la segunda guerra mundial, también es uno de los escenarios más famosos de la Historia del cine y no, no salió en ninguna peli de James Bond.

d) Nuestro cuarto monumento es también el más antiguo (lo empezaron nada menos que en 1137) y a pesar de todo, paradójicmente, está sin terminar. Sin duda, para muchos austriacos -sobre todo de la generación más mayor- es el corazón de Austria y todavía muchos austriacos de cierta edad se acuerdan de la cuestación que se hizo -durante años- para reconstruirlo o, mejor dicho, repararlo después de la segunda guerra mundial. Como nuestro primer monumento, puede decirse que es un poco un Frankenstein de piezas diferentes. Para parte de su construcción se utilizaron, por ejemplo, piedras de ruinas romanas cercanas. Aparte de su función primordial, se puede decir que es un enorme cementerio subterráneo y que también se utiliza para señalizar el cambio de año.

SOLUCIONES

a) La Karlskirche, b) La Ópera estatal c) La noria del Prater d)La catedral de San Esteban


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Comentarios

2 respuestas a «Veo veo Viena»

  1. Avatar de Sandra
    Sandra

    Viena es una ciudad preciosa y rodeada de naturaleza en pocos minutos del centro,pero la capital del Tirol Innsbruck,tiene un encanto mucho más especial y el pueblo donde yo vivo Hall in Tirol no tiene “comparancia”;-)

  2. Avatar de Uno que comparte vocación
    Uno que comparte vocación

    Si alguien me preguntara por tres sinónimos de la palabra «amor», respondería con un trío: Y. ; U.; Viena. Las iniciales corresponden a nombres de personas, algo que me obliga a ser discreto. Por el contrario, escribo «Viena» porque con Wien no podemos ser discretos, es una ciudad que nos obliga a ser obscenamente indiscretos a la hora de pregonar el amor que sentimos por ella. Wien ist anders!
    Tschüss!

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