Burgenland 95

Loreto BurgenlandHoy hace 95 años que se incorporó el estado federal más joven de los nueve que forman EPR. Una historia movida que repasamos hoy.

 4 de Junio.- Una de las consecuencias que tuvo para Austria la primera guerra mundial es que los diques de contención que habían sujetado las tensiones nacionalistas durante la monarquía de los Habsburgo saltaron por los aires. De pronto (o no tanto) al calor de la miseria y de la crisis económica de la posguerra empezaron a surgir en Centroeuropa nuevos países, alentados por el llamamiento a la autodeterminación que el presidente Woodrow Wilson lanzó a todos los pueblos que, hasta 1918, habían estado bajo el Gobierno de los Habsburgo.

Burgenland vintage

 Los pobres austriacos hacen lo que pueden

La recién nacida primera república austriaca, en medio de aquel marasmo, sacó fuerzas de flaqueza para intentar salvar los pocos muebles que se pudieran. Una de las regiones que reclamó fue la parte germanoparlante de la llanura húngara, también llamada Cisletania. En aquel momento, la zona tampoco es que fuera una perita en dulce. Casi no se había acallado todavía el fragor de los cañones de la contienda principal cuando se proclamó en esa zona que, en realidad, era una especie de tierra de nadie (o un trozo del mundo que aún no había decidido bien lo que quería ser) una República Popular de inspiración comunista.

Los aliados estaban por la autodeterminación –como manera de mantener dividido el antiguo imperio y que no volviera a las andadas de otra guerra- pero no estaban precisamente por el bolchevismo. Aquella república popular, al mando del comunista Bela Kun, desató el llamado “terror rojo” durante el cual se ejecutó a religiosos y maestros, pero después de 133 días, cuando tropas financiadas por los aliados derribaron la república popular, se desató el llamado “terror blanco”, de signo contrario durante el cual se persiguió a los judíos y a los comunistas. Por unas cosas o por otras, un cuadro de comedor.

 Versalles: un sitio muy bonito para discutir

 La primera república austriaca, que tenía más o menos las fronteras de la actual, fue diseñada por los aliados mediante el tratado de Sant Germain (un tocho que también preveía las draconianas sanciones económicas para Alemania que fueron la paja seca en la que prendió el fuego de la retórica demagógica y populista de Hitler, si se me permite la metáfora). No se preveía que la actual Burgenland formara parte de ese país pequeñito al que no se permitió juntarse con Alemania, como era el deseo licab–ciertamente explicable- de grandes sectores de las élites austriacas. En un tratado posterior, el del Trianon –se llamó así porque se firmó en el palacio de Versalles- se conminaba a la recién formada república de Hungría a que cediera el trozo germanoparlante de su territorio a Austria, cosa que los húngaros hicieron muy a regañadientes.

Entremedias, sucedió un intento del antiguo emperador de recuperar el trono (bajo el nombre de Carlos IV de Hungría, momento, por cierto, en que le concedió el título de conde a Lazlo Almasy, el famoso paciente inglés). El intento fracasó, como es de suponer.

Campos de Burgenland

 ¿Pero dónde están los castillos de Burgenland?

Una cosa curiosa es de dónde viene el nombre de Burgenland. No hace falta saber mucho alemán para saber que Burgenland quiere decir “La tierra de los castillos” ¿Cuáles son esos castillos? Pues paradójicamente, ninguno está en el territorio de la Burgenland actual, sino en Hungría (otro caso típico de “wishful drinking”). Se trata de Wieselburg (Moson), Ödenbug (Sopron), Eisenburg (Vas) y un cuarto, que se pensaba haber incorporado al conjunto, que es la fortaleza de Bratislava (en alemán Pressburg). En principio, se pensó llamar al nuevo bundesland “Vierburgenland” (la tierra de los cuatro castillos), cuando se vio que con el de Bratislava no se podía contar, se pensó en llamar al nuevo estado austriaco “Dreiburgenland” pero, por lo que pudiera pasar, se optó al final por Burgenland. Por cierto, el nombre tiene autor: un tal Gregor Meidlinger, que lo sugirió cuando una delegación de húngaros germanoparlantes se reunió con el entonces canciller Carl Renner.


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