Montaje con la Schottenkirche y la plaza de toros de Las Ventas

¿Corridas (de toros) en Viena?

Montaje con la Schottenkirche y la plaza de toros de Las VentasNo, no, tampoco hay que darse tanta prisa en ponerse los Lederhosen de luces, pero…

27 de Junio.- Ayer, en mi domicilio, se produjo la siguiente escena: salió el tema de la relación de los austriacos con los animales y, rodando rodando, llegamos a los toros.

Uno de los amigos que se sentaba a mi mesa, se maravillaba de que la Unión Europea no hubiera dicho nada todavía a propósito de lo que muchos europeos consideran tortura animal (algunos españoles también). Yo no defendí las corridas de toros, pero dije que no encontraba mayor diferencia entre la muerte que había sufrido la vaca a la cual pertenecía el filete que nos habíamos comido, y lo que pasa en Las Ventas. O el engorde a que se somete a los ciervos en los cotos de caza austriacos para que luego lleguen los de las escopetas y ¡zasca!

En esto que otro de los tertuliantes, austriaco, informó a su compatriota de que en Viena había habido corridas de toros en el pasado y que incluso hay referencias a ello en el callejero viení.

¿Será verdad? Me dije. Esto hay que investigarlo. Y dicho y hecho, me puse manos a la obra.

He aquí lo que averigüé.

Ya en 1699 se tiene constancia de que había un coso en Leopoldstadt que no estaba, o no solamente, dedicado a corridas de toros en el sentido en que hoy las conocemos, sino que se dedicaba a peleas entre animales. Sin embargo, el establecimiento más duradero dedicado a estas “diversiones” empezó su andadura en 1755 cuando un cierto Carl Defraine, francés, entonces un jovencito de 29 años, recibió una concesión administrativa para montar un teatro de peleas de animales (Hetzteather). Le concedieron el uso de un descampado que hoy está en el distrito tres (precisamente en la Hetzgasse) a cambio de que pagara las alcabalas correspondientes.

Schotten en las ventas¿Y cómo era el establecimiento de Monsieur Defraine?

Pues según ha llegado hasta nosotros, se trataba de un edificio circular, de madera, de tres pisos de alto con una entrada de mampostería y una vivienda adosada, en donde el gabachete vivía en compañía de su esposa y sus niños.

El graderío era capaz como para una multitud de 3000 rugientes animales de dos patas.

Las “representaciones” tenían lugar entre marzo y noviembre y, de manera extraordinaria, en el día de Santa Ana (Annentag) que, como todos mis lectores saben, cae el 26 de Julio. Según las crónicas, el espectáculo tenía tanto éxito entre los vieneses (para que luego digan) que el avispado Defraine colgaba todos los domingos el cartel de no hay billetes.

El francés echaba a pelear entre sí a linces, toros, ciervos, “cochinos jabalínes”, leones, lobos, panteras y toda clase de bestias. Se hacía ayudar de perros feroces que acosaban a los pobres bichos y de una serie de subalternos (Hetzknechte) que, el día antes, desfilaban por las calles vienesas vestidos con trajes de cuero amarillo.

Sin embargo, este Jose Luis Moreno de la antigüedad (salvando las distancias y las matrimoniadas) no disfrutó mucho tiempo de la fortuna que le proporcionaban las salvajadas que organizaba. A los cuarenta y un años, entregó su alma al Señor (que le tendrá en donde se merezca).

Las autoridades no le renovaron la concesión a la señora Defraine, la cual, la pobre, se quedó en la rúe y las riendas del teatro de Defraine las cogió un italiano, llamado D´Aflissio el cual, poco tiempo después, fue relevado ya que el control del Hetzteather lo tomó el Estado el cual, sin duda, estaba engolosinado por los píngües beneficios que producía el espectáculo.

El 1 de Septiembre de 1796, sin embargo, el coso levantado por Monsieur Defraine ardió hasta los cimientos y el emperador José II no concedió la autorización para la reconstrucción. Eran otros tiempos, Europa era ilustrada o pretendía serlo y el andar haciéndole judiadas a los pobres animales no parecía muy racional.

En el lugar en donde se alzaba el Hetzteather, se levantó con el tiempo la Central de Aduanas del Imperio.

 


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Comentarios

Una respuesta a «¿Corridas (de toros) en Viena?»

  1. […] ejemplo, en la Hetzgasse, cuya historia contamos ya en algún momento (pinchar aquí) hay cuatro casas construidas entre 1848 y 1914. Pues bien una, que casi se está cayendo, está […]

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