Wien, Tag & Nacht (o sea, Viena, de día y la nuit)

Ringstrasse VienaParece que no, pero la hasta la porquería, para tener éxito tiene que seguir sus reglas y, quien quiera adentrarse con éxito en su territorio, debe conocerlas.

11 de abril.- Cuando trabajaba en Antena 3 aprendí una cosa: los ejecutivos de televisión, esa gente que decide lo que vemos y cuándo lo vemos, NO ven la televisión.

Es, a ver si me explico, como si tomaran ciertas decisiones “desde dentro”, haciendo una tele para el público que ellos suponen que debería haber delante de las pantallas, pero no para el que, efectivamente, hay.

De esto se derivan enormes batacazos que, como a nadie se le escapa, podrían evitarse a nada que se utilizase el sentido común.

Buenos días, España

Voy a poner un ejemplo: Jesús Hermida, vaca sagrada de nuestra televisión (hoy, creo, retirado) fue corresponsal en Estados Unidos durante mucho tiempo –por ejemplo, fue la persona que le contó a los españoles como Neil Armstrong ponía pie en el viscoso suelo lunar-. Cuando volvió de América, Hermida, que había conocido otra manera de hacer las cosas, se lanzó a implantar en España cosas que había visto en yanquilandia. Pilar Miró (q.e.p.d.), la mejor directora que ha tenido TVE, le encargó la tele mañanera y Hermida inventó un magazine a la americana, con muchachas vistosas y listas que, más tarde, han hecho carrera por sí mismas (Maria Teresa Campos,Nieves Herrero, Irma Soriano, Consuelito Berlanga y por ahí). Gracias a Hermida, los españoles vimos Dinastía y, mucho mejor, “Los ricos también lloran”, con Verónica Castro.

Cuando, muchos años después, le nombraron Director de Antena –jefe de programación para entendernos- de Antena 3, don Jesús acudió a su archivo mental y recordó “Good morning, America”, programa con el que los yankis se despertaban y se enteraban de lo mal que va el mundo. El flequillo más aparatoso y móvil del audiovisual español no se calentó la cabeza. “Los Estados Unidos, se dijo, son a Good Morning,America lo que España es a….” ¡Bingo! “Buenos días, España”.

El programa fue un fracaso, naturalmente. 

Duró un mes.

En un país en que la palabra “España” había desaparecido de los manuales escolares y de los periódicos (sustituida por “nuestro país”, “el Estado español”, etcétera) y en donde cada ciudadano empezaba a sentirse más natural de su Comunidad Autónoma que del conjunto del Estado, un programa que incluyese en su título la palabra “España” como banderín de enganche era gafe. Estaba cantado que no iba a funcionar.

Efectivamente: duró un mes.

(Podría argumentarse que, posteriormente, “España Directo” funcionó muy bien, pero ahí, a mi juicio, la carga semántica estaba en el Directo y no en la España del título)

Recuerdo perfectamente que yo di estas mismas razones en una comida, en aquel comedor de Antena, tan agradable y en donde tan buenos ratos he pasado. Y mis compañeros (y sin embargo amigos) se me echaron encima.

-¡Pues a ver si ahora no se va a poder decir España! –me decían inflamados de ardor patriótico.

Y no: no se podía decir. Por lo menos en una tele comercial. Es veneno para los audímetros.

El fracaso de los transplantes

Otra regla de oro de la tele es que, rara vez, los transplantes de una cadena a otra funcionan. Y la razón es clara: cada cadena de televisión tiene un público, lo mismo que cada periódico tiene unos lectores organizados por ideología, nivel cultural, etcétera.

En Austria, los ejecutivos de ATV han aprendido esto muy dolorosamente. En la mayor fábrica centroeuropea de mierda televisiva, RTL, existe un formato que se llama Berlin, Tag & Nacht (Berlín de día y de noche). Es un formato dirigido principalmente a mujeres de menos de treinta años, de nivel socioeconómico y cultural bajo, que viven en ciudades. O sea, esas de las que Karl Lagerfeld dice que “quien sale en chandal a la calle es que ha perdido el control de su vida”.

Se trata de una especie de falso documental –hablé de él en este post– que ofrece, sobre todo, sexo pajillero y sentimientos primarios (los protagonistas se pasan los episodios peleándose). Hay mucha teta siliconada, mucha deja depilada (de ellos y de ellas), mucho torso descubierto –de ellos- y el previsible vaivén sentimental que nunca deriva en sexo explícito. El telón de fondo es un Berlín con mucho grafiti y la profundidad de todo el conjunto el equivalente a la de aquellas fotonovelas que aún se imprimían cuando yo era un chaval.

 “Embrutesiendo” al personal

 La RTL se dedica a embrutecer a las masas proletarias alemanas y, dado que el objetivo de la ATV parece ser el mismo con las masas proletarias austriacas, la cadena privada más grande de Austria compró el formato y se dispuso a hacer su versión. La llamaron Wien, Tag und Nacht. Contrataron a unas cuantas chonis con el mismo cerebro que la Barbie Humana y a unos cuantos chuliputinguis de discoteca, con mucho músculo y mucho tatuaje. Tras el periodo de grabación empezaron las emisiones.

Tengo que reconocer que, desde que empezó, Wien Tag und Nacht ,se ha convertido en mi droga cuando corro en el gimnasio. ¿Cómo se puede hacer –me pregunto- una cosa tan cutre, tan meapilas, tan desangelada, tan y tan previsible? Es un producto que no hay quien salve por ninguna parte. Ni siquiera para un amante del trash audiovisual como yo, tiene Wien Tag und Nacht el más mínimo atractivo. Lo cual, de paso, demuestra que, en esta vida, hasta la porquería, para tener éxito, tiene que estar bien hecha. Y es que la basura, como todo, tiene sus reglas y hay que conocerlas antes de revolcarse por el lodo.

Mientras voy corriendo, juego a lo que supongo que juegan las pánfilas a las que la serie está dirigida: o sea, a adivinar si en la próxima secuencia saldrá otra persona en bragas o en gayumbos de esos que la gente que se pasa la vida en el gimnasio se pone para ir al desfile del orgullo gay –porque, aparte de atacar al flanco heterosexual del estúpido rebaño humano los productores, desesperados, han parecido intentar atacar también a los homosexuales de hormonas revueltas y bajo coeficiente intelectual-; veo a esas personas que salen en pantalla gritarse, manotear –en bragas y sujetador o en calzoncillos o vestidos de mamarrachos poligoneros- y, la verdad, es que la basura que estoy viendo tiene un efecto hipnótico sobre mí.

Tanto, que incluso dejo de pensar en lo que podrán opinar de mí quienes corren a mi lado y, mientras se castigan, ven los documentales de bichos que ARTE pone a la misma hora.

Hoy, ATV ha anunciado que no habrá una segunda temporada de Wien Tag&Nacht. Tras los cuarenta episodios emitidos, saldrán al aire otros sesenta para completar los cien grabados. Y luego, la serie desaparecerá de la parrilla. Extraoficialmente, porque ha sido un fracaso. Oficialmente por “no haber cumplido las expectativas”.

(Ah, pero ¿Había expectativas?)

 

 


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Comentarios

Una respuesta a «Wien, Tag & Nacht (o sea, Viena, de día y la nuit)»

  1. […] (¿Y en Austria? –se preguntará el inteligente lector- pues en Austria…Bueno, en Austria las series de televisión son como el pescado. O sea, que los aborígenes no le terminan de encontrar el punto). […]

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