¿Dónde están Samra y Sabina?

Muchachas desaparecidas Kopie¿De dónde sacan dos jóvenes de apenas quince años el dinero para huir a Siria a “hacer la guerra santa”? ¿Hay peligro de radicalización entre la población musulmana de Austria o es un caso aislado?

20 de Abril.- Hace una semana exacta, estuve viendo en un cómodo cine vienés una que se llama Die Mamba. No es Ocho Apellidos Vascos, pero te echas unas risas igualmente.

Esta película tiene una particularidad: reside en que, pese a ser una peli austriaca, gran parte del equipo era de ascendencia persa y de ámbito cultural islámico.

Esto se notaba sobre todo en que salían chistes que ningún director “occidental”se hubiera permitido. Por ejemplo, una escena en la que un grupo de integrantes de una célula de Al-Quaeda grababan un vídeo en el que amenazaban a Occidente con todo tipo de catástrofes. A priori, puede parecer asunto para pocas bromas pero la verdad es que en la película resultaba un sano y desternillante ejercicio desmitificador.

Querido Barack: esto no es lo que parece

Me acordaba hoy de esa escena de la película al buscar información a propósito de una noticia la mar de inquietante (de paso: este es un mensaje importante para Obama: “Querido Barack: cuando hoy he metido en ese Google que controlas y que lee mis búsquedas “jóvenes yihadistas Viena” ha sido por mero interés periodístico, ya que está muy, pero que muy lejos de mi ánimo hacer picardías en cualquier sitio polvoriento armado con un Kalaschnikov. Fin del mensaje”).

Dicho esto, sigamos: una de las marcas del fanático, de cualquier fanático y de cualquier cosa (desde un hooligan de un equipo de fútbol, a un católico o islamista radical o a un acérrimo de una ideología política) es que se trata de enfermos mentales que carecen totalmente de sentido del humor.

Así, se puede describir el proceso de “conversión” al fanatismo como un viaje sin billete de vuelta a lo que es, asimismo, la negación de la inteligencia humana: la capacidad de hacer chistes incluso a propósito de las situaciones más negras de la vida o de los dogmas más intocables.

Samra y Sabina

Este viaje hacia espacios sin risa lo emprendieron hace unas semanas dos adolescentes vienesas de 15 y 16 años, Sabina S. y Samra R., ambas procedentes de familias bosnias afincadas en el distrito 2 de esta capital que el Danubio riega. Llegaron aquí en los años noventa, cuando la guerra que desgarró la antigua Yugoslavia hizo que sus padres tuvieran que salir de su patria con lo puesto.

Lo último que se sabe de Samra y Sabina –parece un dúo musical, pero nada más lejos- es que el 10 de Abril pasado tomaron un vuelo para Estambul y que, a partir de ahí, se fueron a Siria a hacer la Guerra Santa a una edad en que las niñas, en mi época, estaban siguiendo los consejos de la Superpop para ligarse al chico que les gustaba. A partir de ahí, de Estambul, Samra y Sabina cambiaron sus estados en Facebook –es que son unas guerrilleras la mar de “moelnas”-, el estado de su relación pasó a ser de “casadas” y empezaron a publicar en sus muros que “no le tenían miedo a la muerte” y que el encuentro con la parca “era su objetivo” –tonterías ambas que, si bien se mira, sólo pueden escribir dos pipiolas que apenas han pisado el umbral de la adolescencia y que, por lo tanto, se creen inmortales-.

También cambiaron sus fotos de perfil por otras en las que lucían las últimas tendencias para la mujer moderna en el frente sirio. En ese infernal destino el último grito parece ser posar armadas hasta los dientes rodeadas de barbudos con la mente anclada en el medioevo.

Reacción en Austria

En Austria, la noticia ha levantado la correspondiente y justificadísima inquietud, en gran parte por lo nebuloso que rodea a las circunstancias de la huida de Samra y Sabina. En los medios alemanes –en aquellos que viran hacia el amarillo, también es verdad- se ha dicho que las dos muchachas han sido “radicalizadas” por un clérigo, un tal Ebu Tejma, que se dedica a comerle la oreja a los jóvenes desde una mezquita del distrito 2. A pesar de que la reputación de Tejma es de toma globo y no lo sueltes, no se ha podido confirmar que haya tenido nada que ver con la huida de Samra y Sabina.

Los padres dicen que las que escriben los mensajes en Facebook no son sus hijas, sino unas personas que han suplantado su identidad, o que las muchachas han sido sometidas a un lavado de cerebro. No se explican lo que ha sucedido porque las dos niñas nunca han sentido mayor interés por la religión. Aunque claro, quedan abiertas muchas preguntas como, por ejemplo, ¿De dónde saca una chica de dieciséis años el dinero para marcharse a Estambul? De momento, la Interpol ya ha cursado la correspondiente orden de búsqueda.

Antes de terminar, quisiera decir además tres cosas: hoy, ante la noticia de que Austria va a acoger 1000 refugiados sirios, el FPÖ ha pedido que se dé preferencia a los cristianos (perseguidos en Siria supuestamente) antes que a los de religión musulmana (¿Son para comérselos los políticos el FPÖ o no son para comérselos? Dígamelo usté, señora, que tiene más gracia); en Die Presse, periódico liberal-conservador, los comentarios a esta noticia han tomado tal cariz (racistas, islamófobos, etcétera) que la dirección ha decidido borrarlos y suspender la posibilidad de comentar (suele suceder cuando se tratan estos temas). En Der Standard (liberal-progresista) sí que se pueden seguir haciendo comentarios pero la verdad es que algunos son tan bestias que no me atrevo ni a reporducirlos aquí.

Quiera Dios, o Alá, que las muchachas estas recuperen pronto la razón y vuelvan a sus casas, que es en donde tienen que estar.

 


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2 respuestas a «¿Dónde están Samra y Sabina?»

  1. Avatar de victorio
    victorio

    Me dan muchísima pena sus padres. Qué paradoja que se hayan marchado de su país huyendo de la guerra y buscando un futuro mejor para sus hijas y que éstas, abducidas por el fanatismo religioso, puedan acabar muriendo en otra guerra.

  2. […] y Sabina, dos jóvenes musulmanas austriacas, partieron hacia Siria en abril para unirse a la yihad ¿Cómo ha afectado su caso a la situación de los musulmanes […]

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